jueves, 28 de mayo de 2009

CRÓNICA ESPECIALIZADA

Es poco frecuente que los universitarios sean invitados a escribir este género periodístico que abarca las crónicas de espectáculos, toros, deportes, sociales (bodas, inauguraciones, fiestas…) y policía. Las crónicas especializadas están a medio camino entre la nota informativa y la crónica propiamente dicha, ya que si bien tienen que precisar el qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué, también son catalogadas como notas de color, pues podría decirse que la recreación del ambiente es una meta primordial, de tal modo que se trata, en muchos casos, de la nota con un toque personal.
Las crónicas especializadas pueden publicarse solas o acompañar a la nota informativa del suceso. En ocasiones, pueden convertirse en una reseña que desemboque en la crítica teatral, cinematográfica o de artes visuales.

Crónica de espectáculos

Existen dos nuevas formas diferenciadas. Una, serie a la vida privada y publicaba de las estrellas; la otra, que suele asumir, como decíamos, la forma de reseña crítica, aborda los estrenos de teatro, filmes, conciertos, ópera, danza, y en general las artes escénicas.
Aquí un fragmento de una reseña de José Antonio Alcaraz:
…El beso de la mujer araña no es al presente tan sólo el espléndido texto de Puig, ni la puesta en escena de Arturo Rispstein en el Teatro Reforma o las actuaciones que rebasan cualquier calificativo elogioso de Héctor Gómez y Gonzalo Vega. Es la suma: escenografía, luz lo que se dice y hace, el subtexto y cuanto del mismo se trasluce, aquello que origina este exuberante sentirse gratificado al extremo.

Crónica taurina

Describirse las distintas facetas de la fiesta taurina: las características del animal y aun de la ganadería, la personalidad de los toreros, la forma de lidiar de los matadores y, en general el desarrollo de la corrida.
Como es sabido existe una jerga taurina que es preciso dominar, así como la historia del toreo, que permita recurrir a comparaciones con toreros o corridas del pasado. La siguiente cita se refiere a Rodolfo Gaona y su autor es Pepe Alameda:
Tiró de una vaquilla remisa, trayéndola el capote de la línea de la cadera hasta el pecho, al mismo tiempo que alternativamente lo movía, breve, a derecha e izquierda con un balanceo tan rítmico, que la becerra, primero enfadada, iba luego atónica tras el señuelo.
Crónica deportiva
El cronista deportivo debe conocer a fondo la historia, las reglas y las peculiaridades del deporte que aborde. Cada deporte implica una determinada jerga, que el redactor requiere manejar con soltura, incluso en lo que se refiere a la ortografía, pues ésta presenta una triple dificultad: pertenece a otros idiomas, suele ser adaptada, a veces fantasiosamente, al español, y a las fuentes confiables de consulta son escasas.
Aunque siempre se dejan sentir las filias y las fobias del redactor, en este tipo de crónica debe realizarse un esfuerzo en favor de la objetividad. Relatos muy libres, es indispensable, sin embargo, recuperar los momentos culminantes del encuentro deportivo. Por lo general, los resultados se incluyen al principio, asi como un breve resumen de la jornada a manera de entrada. Este tipo de crónicas se enriquece con entrevistas y datos estadísticos pertinentes. Además, por lo general, implican o manifiestan un juicio de valor.

Crónica de sociales

Se sustenta en el relato detallado de un acontecimiento festivo. Incluye de manera invariable la descripción de la atmósfera, y se detiene en el vestuario y comportamiento de los protagonistas. Casi del mismo modo da cuenta del menú y enlista la concurrencia. Menciona el mobiliario y los entretenimientos. Una forma de la crónica de sociales que atañe a los universitarios es la recepción profesional y la fiesta posterior con ese motivo, o celebraciones como aniversario, comidas de fin de año, simposia y otras reuniones académicas de las que se deja huellas en boletines.
El siguiente ejemplo fue tomado de la columna “Popoff”, de Piri Gay, en El Heraldo de México el 4 de Mayo de 1896.
… Armando Gómez Terrazas y Emma López Castro de Gómez Terrazas ofrecieron divertido comelitón muy mexicano. Para cerrar con broche de oro una animada temporada de Polo que en aquellos lares se jugó, la simpática y fiestera parejita ofreció comilona el pasado domingo en su queretano hogar… La comida fue muy mexicana, y los ricos y suculentos platillos fueron decorados con banderitas multicolores… Se brindó en infinitas ocasiones con tequila, mezcla y vinillos variados, mientras que estudiantina y mariachis se turnaban interpretando sus más solicitadas melodías… Entre los invitados a este ágape se encontraban Octavio y Susy Bermudes, Jaime Bermudes, y Sra. Jorge Bermudes… Guillermo Rentaría, Alfredo Arévalo y más.

Crónica policíaca

Este tipo de crónica puede tener manifestaciones tan disímbolas como las revistas truculentas de nota roja o una novela de significación tan alta como Crimen y castigo, de Fiador Dostoievski. No es inútil anotar aquí que Madame Bovary, la novela perfecta de Gustave Flaubert, se sustenta en una gacetilla policiaca o que los más comprometidos escritores latinoamericanos defienden hoy la novela policiaca como arma de denuncia de la realidad de sus países.
Se trata de un género que privilegia el testimonio por la razón obvia de que el redactor, ausente del crimen, tiene que reconstruir los hechos a través de los testigos. De ahí se desprende que su primera tarea será un conjunto de entrevistas en las que, guiado por la agudeza psicológica, debe ir discriminando la veracidad de las diversas versiones. El orden del relato puede ser tan variado como el que señalábamos en el apartado relativo a la crónica, pero en este caso se debe exagerar el apego a los hechos. Para no incurrir en el amarillismo, tan frecuente en la crónica policiaca, es conveniente preferir el tono neutro y el estilo escueto. Especial cuidado merece la vida privada de los protagonistas, la precisión en el lenguaje legal y evitar acusaciones irresponsables.
Un ejemplo por partida doble. “El escándalo del siglo”, de Gabriel García Márquez, y “Una vida después de la muerte”, de Hans Magnus Enzensberger, dedicada ambas al caso de Wilma Montes, son dos crónicas policiacas que rivalizan en maestría y que por su extensión remitimos a la fuentes originales, con la seguridad de que valen la lectura.

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