jueves, 26 de marzo de 2009

El estilo periodistico

Dos son las características fundamentales del periodismo la brevedad y la actualidad. Ninguno de estos rasgos es aleatorio. El alto precio del papel confiere al periodismo la obligación de aprovechar al máximo sus espacios, de ahí que el estilo periodístico haya eliminado todo lo superfluo al intentar proporcionar la mayor cantidad de información con el menor número de palabras. También relacionado con el mercado , es el hecho de que el periodismo , generalmente financiado por empresas mercantiles , tiene que responder a criterios de competitividad , que buscan atraer consumidores o , lo que es lo mismo , lectores . Por otro lado, mientras la historia puede demorarse en el análisis y recuperación del pasado, el ser mismo del periodismo es informar de los hechos recientes. Otras formas de comunicación, como el libro, el cartel, la historieta, el relato literario o histórico, transmiten información, pero la singularidad del periodismo –sea escrito o electrónico- es ser el primer registro de los hechos. En nuestros días, el periodismo televisivo o radiofónico, dueño de una mayor celeridad, acapara las primicias, lo que ha modificado las funciones propias de la prensa escrita que, sin perder nunca el principio de la actualidad ha puesto el acento en una mayor contextualización de la noticia y en su carácter de medio impreso que despierta una mayor confianza en el lector por el prestigio de la letra escrita, y porque permite la relectura, la consulta posterior.La objetividad es, sin duda, otro de los rasgos definitorios del periodismo. Atenerse a los hechos, ser fiel a la realidad es, según el consenso, el primer deber del periodista. Sin embargo tres son las dificultades que se interponen para alcanzar la objetividad. Una de ellas es la distorsión interesada de la que nos ocuparemos porque compete más a la problemática social y a la ética de las personas, ya que a esas esferas pertenece el fenómeno de la corrupción, que a la delimitación del género. Una segunda dificultad radica en que la realidad no está ahí de cuerpo presente, acomodada para que se le tome una fotografía y, al contrario, es necesario emplear tanto la observación directa como el conocimiento abstracto para reflejar con objetividad. El tercer escollo que se presenta es que el periodista, como cualquier ser humano está sujeto a las ideas predominantes en su medio que le inculcan primero sus padres, luego la escuela y siempre los medios de comunicación. Estas ideas recibidas, sobre las cuales no se ejerce crítica alguna, lejos de acercar al conocimiento objetivo de la realidad, están teñidas de intereses que tienden a distorsionarla. Sería ilusorio, en consecuencia, esperar que un texto periodístico pueda cumplir con una objetividad absoluta, ya que siempre existirá la mediación de la subjetividad del periodista. Es, sin embargo, exigible, a riesgo incluso de perder la confianza de los lectores, que no se tergiversen los hechos, por lo cual puede decirse que si la objetividad es inalcanzable la veracidad debe ser la norma del periodismo. De ahí la necesidad de corroborar la exactitud de la información. Nombres, cifras, lugares y acontecimientos deben, sin excusa verificarse. El descuido en estos datos conduce a la perdida de credibilidad.A nadie escapa que el periodismo tiene un contenido político y un destacado papel social. Su ejercicio, y de ahí se deriva otra de sus principales características, está inscrito en la lucha ideológica, puesto que ha demostrado ser instrumento eficaz en las contiendas políticas. Bastaría leer los periódicos de la época de la reforma para corroborar el papel protagónico que ha jugado en el debate público. Esta tendencia que es común al periodismo en cualquier parte del mundo, incluso en aquel que se disfraza de neutralidad, es en particular importante en ibero América, donde los periódicos son, ante todo, tribunas publicas para la discusión de las ideas.El bajo nivel educativo y el alto precio de los bienes culturales ha conferido al periódico una tarea didáctica. En efecto, la variedad de voces y temas abordados en sus páginas, su tipo de información que no requiere de conocimientos previos y su fácil lectura y accesibilidad, lo convierte, por la vastedad democratizadora de su alcance, en maestro extraescolar de multitudes. Reconocer esta voluntad didáctica no debe implicar paternalismo ni menosprecio por el lector.A últimas fechas, la acelerada obsolescencia de los conocimientos ocasionada por la revolución científico-tecnológica acentúa más su carácter didáctico, ya que el libro es mucho más lento en su elaboración para captar este veloz proceso de cambio y los medios electrónicos son mas caros en su posibilidad de relectura.

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