jueves, 19 de marzo de 2009

Temas del pasado y contemporáneos.

También dentro de las tesis históricas, pero atendiendo a otro criterio, podría distinguirse entre tesis que se refieren a hechos del pasado y tesis que abordan problemas de actualidad. Cada una de ellas presenta ventajas y desventajas. Suele pensarse, y de hecho así es, que si se prefiere un tema de actualidad tenemos un acceso más fácil al objeto de estudio. Sin embargo, este aparente facilidad se revierte con solo observar que sobre los fenómenos del pasado contamos con una amplia bibliografía que nos permite orientarnos sin riesgo. No solo eso, también disponemos de la perspectiva histórica que en términos concretos significa que el fenómeno estudiado ha sido juzgado, y tanto su importancia como sus rasgos generales han sido valorados por una o varias generaciones de investigadores.
Incluso en el caso de que discrepemos de ese juicio histórico, sabemos, por lo menos, que nuestra interpretación será polémica. En las tesis sobre la actualidad, en cambio, estamos librados a nuestras propias fuerzas, a la capacidad creativa y a mayores dificultades para mantener un rigor que justifique un estudio académico. Una dificultad adicional es que carecemos de información no solo en el sentido antes dicho de estudios sobre el tema, sino incluso de fuentes directas como pueden ser cronologías, estadísticas, datos biográficos de los personajes, etcétera.
En las tesis que se refieren a asuntos del pasado, si bien contamos con estudios que anteceden al nuestro, esta misma presencia significa una desventaja, pues resulta difícil añadir algo nuevo sobre temas que han sido muy trabajados. Imaginemos la tarea casi imposible de añadir algo nuevo el conocimiento de El Quijote, que ha sido estudiado en miles de textos. Esta misma riqueza de investigaciones supone otra dificultad que es la de agotar la bibliografía. Un ejemplo pertinente es el de la Revolución Mexicana, cuya amplísima bibliografía permite calcular que leídos 20 o 30 libros sobre el tema no podríamos asegurar si quiera que conocemos los fundamentales.
Los estudios sobre el presente, a pesar de las dificultades, tienen que cumplir con un conjunto de requisitos académicos. Unos de ellos, y ese es el escollo fundamental, es que resulta indispensable cubrir de un modo homogéneo las distintas manifestaciones en fenómeno elegido. Si intentamos, por ejemplo, un estudio sobre el teatro independiente, no se puede juzgar correcta una muestra, si solo contamos con las obras teatrales y sus respectivas representaciones de dos a tres grupos al azar. En este caso, seria necesario conseguir o bien todas las obras de un solo grupo o las de varios grupos en un determinado periodo. Es decir, la muestra tiene que ser equilibrada y no de lo que obtengamos a la buena de Dios.
Además, hay que destacar que cuando se aborda un objeto de estudio que no es estrictamente contemporáneo, con mucha frecuencia es indispensable, puesto que no contamos con estudios anteriores, construir una aplicación metodológica adecuada para analizar el fenómeno y suficiente para garantizar el rigor científico.
Es útil recordar que sobre un hecho contemporáneo la tarea fundamental es clasificarlo, distinguirlo de los demás fenómenos, indagar cual es su especificidad y cuales sus consecuencias, intentar descubrir cuales aspectos significan un cambio respecto de lo anterior, identificar rupturas y continuidad, en resumen, darle perspectiva histórica.
A pesar de las dificultades, los trabajos sobre la actualidad tienen el merito de que abordan un terreno virgen e incluso, aunque muy probablemente por tratarse de un trabajo pionero, el resultado puede ser deficiente, siempre aparecerá como punto de referencia para estudios superiores. No solo eso, a pesar de lo antes dicho sobre el rigor científico, también es justo reconocer que si, por la falta de información, es imposible cubrir todos los aspectos, al menos tiene el valor de recopilar la información antes dispersa o desconocida y de ser un testimonio.
Paradójicamente, este mismo valor puede encontrarse en las investigaciones que abordan un tema del pasado, pero por recurrir un archivo no trabajado con anterioridad también se constituye en estudios pioneros. No sobra añadir que existen kilómetros de documentos desconocidos en el archivo general de la nación.
Visto en conjunto el estudio de un tema contemporáneo y el de uno del pasado, es valido el concejo de Umberto Eco que recomienda trabajar “sobre un contemporáneo como si fuera un clásico y sobre un clásico como si fuera un contemporáneo”.el investigador italiano alude a una actitud que consistiría en despojar a los autores del pasado de su aureola de intocables para intentar el juicio directo sin la rigidez a que obliga el respeto, y al contrario evaluar a los autores contemporáneos con la precisión y responsabilidad con la que se emprendería el acercamiento a un clásico. El planteamiento de eco, sin embargo, puede extrapolarse hacia el conjunto de los fenómenos del pasado y del presente no restringido a los escritores. Esto es, cuando abordamos un asunto del pasado, es fundamental reconstruir el contexto en el que se ubica y evitar el peligro evidente de cometer un anacronismo al juzgarlo desde nuestra perspectiva histórica sin entender los factores y las razones que explica su surgimiento y sus características. En los temas contemporáneos, en cambio, es más fácil contar con este contexto histórico, puesto que es el mismo en el que trabaja el investigador. Es necesario, entonces, realizar un esfuerzo contrario que consiste en observarlo con distanciamiento, aunque por supuesto sin que esto signifique falta de compromiso o de pasión.

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