jueves, 26 de marzo de 2009

METALOGISMOS


Lítote

Entre las figuras retóricas, la litote seria la que representaría por excelencia una de las tendencias del español a la que nos referimos en el capitulo 1 (“Las dos tendencias del español contemporáneo”, pagina 27). Consiste en una atenuación, en el discurso, de lo que deseamos comunicar. Corresponde, pues, a la tendencia, influida por el periodismo, de alejarse de la grandilocuencia y buscar una prosa medida, que no prodiga adjetivos ni exclamaciones pasionales. La litote tiene dos formas, la primera consiste en disminuir el tono empleando una palabra con menor carga emotiva. Un ejemplo típico en la lengua hablada es utilizar la formula “lo estimo mucho”, en vez de “lo quiero mucho”. En textos de investigación, un ejemplo semejante podría ser el siguiente, que a menudo sirve para esconder la propia vanidad: “Los ensayos que aquí incluyo son la ampliación de un librito que publique, con algún éxito de librería, hace diez años”. La segunda forma de la litote, mas común todavía, consiste en afirmar algo, negando lo contrario, como cuando se dice: “El estudio de Hilferding no es prescindible”, con lo cual se quiere señalar que es una lectura imprescindible, pero más que esa afirmación categórica se prefiere sustituir con una más tenue “no es prescindible”.Como se ve, las dos formas de la litote buscan bajar el tono de la prosa y por lo mismo se oponen a otra figura cuyo objetivo es exagera: la hipérbole. Como decíamos en el capitulo citado, el español de nuestros días se mueve en dos tendencias contradictorias, la que proviene del periodismo y procura una prosa escueta, neutra, y la que proviene del neobarroco americano, caracterizada por la exageración y el adorno. En el nivel de las figuras retóricas, a la primera correspondería la litote y a la segunda, la hipérbole.

Hipérbole

Como decíamos, es una figura en la que el redactor exagera una verdad para otorgarle más relieve, en el entendido de que el lector comprende de manera perfecta que se trata de una exageración formal que no intenta mentir sobre la realidad. Un ejemplo: “El panorama económico es mas negro que una noche oscura”. “No hay una cifra estadística que no sea cuestionable desde algún punto de vista”. Otro mas: “todos los pintores mexicanos recibirán, de alguna manera, la influencia de los Tres Grandes”. Y un ejemplo que le debemos a García Márquez:…los pobres llevan dos libras de macarrones al Lido, y se comen dos libras de macarrones. Pero no son los mismos que llevaron: son dos libras hechas con un poco de las dos libras de macarrones de cada uno de los vecinos. Cuando abre su paquete, la madre de aquí le da un poco de macarrones a la madre de allá. Y aquella le da a esta otro un poco de sus macarrones. Así, mientras se abren los paquetes, hay un intercambio general de pedazos de pan y macarrones, al final, todos comieron bien. Pero ninguno se comió sus propios macarrones sino los del vecino.

Gradación

Consiste en colocar en orden, ascendente o descendente, diversos elementos, ya sean verbos, atributos o cualquier otro, para crear un clímax, como en la frase: “Para entender que Maquiavelo es el fundador de la ciencia política y no el inventor de la hipocresía social, es necesario leerlo, estudiarlo, comprenderlo”. Aquí el orden ascendente que va de leer a comprender crea la imagen de un esfuerzo cada vez mayor.Otro ejemplo, esta vez e orden descendente, pero que también tiene un efecto climático, aunque sea un sentido inverso: “A pesar del valor que hoy le reconocemos a sus obras, el autor no recibió apoyos monetarios, no gozo de los elogios merecidos y tampoco consiguió que le editaran sus novelas”.Recordar esta figura retórica en el momento de la corrección de un texto resulta especialmente útil, porque muy a menudo en el borrador hemos colocado los elementos como se nos fueron ocurriendo, y el presentarlos en orden ascendente o descendente en general mejora la comunicación.

Pleonasmo

Si se considera una de mis famosas, esta figura también es, por lo general, mal comprendida, ya que presenta un empleo considerado por el especialista como incorrecto y uno perfectamente válido. La diferencia entre un uso correcto y uno incorrecto, aunque sutil, es reconocible. Si en verdad añade énfasis y tiene la intención de crear una imagen, es válido; si al contrario, solo representa una falta de atención del redactor al reiterar de modo inútil señalamientos que ya habían sido expresados, se considera vicioso y puede corregirse.
Algunos pleonasmos incorrectos muy conocidos: “subió para arriba”, “bajó para abajo”, “salió para afuera”, “entró para adentro”.
Algunos ejemplos de pleonasmos cuya intención es añadir énfasis serían: “los ejidatarios trabajaron ellos mismos la tierra”. “Diversos testigos pudieron dar a conocer su observación directa de los acontecimientos”. En ambos casos el enunciado esta completo antes de añadir las palabras subrayadas, pero el empleo del pleonasmo busca enfatizar y por lo mismo no es inútil.

Antítesis

Consiste en colocar en sucesión inmediata una palabra o una frase junto a otra de significado contrario. Aunque no puede confundirse con la categoría de síntesis propia de la dialéctica, sí el auge de ésta genera una tendencia a la proliferación de la síntesis como figura retórica.Un ejemplo: “En arte no es insólito que la sinceridad conduzca al fracaso y la malicia al éxito”.

Alegoría

Se trata de una metáfora continuada que avanza hasta establecer un paralelismo entre los dos ojos comparados. Un ejemplo muy común en la ciencia social es equiparar al Estado con una nave, en el que existe un piloto, el dirigente, una tripulación que puede asemejarse con los secretarios o los ministros y un conjunto de marineros, los trabajadores al servicio del Estado. Otra muy común es igualar la ciencia con un árbol y establecer el paralelismo entre las ramas y las diferentes disciplinas, los frutos y las teorías. Desde nuestro punto de vista, sin embargo, no es recomendable la alegoría en textos periodísticos o de investigación, porque resulta muy fácil perder el rigor que debe existir en toda metáfora, es decir, el compartir elementos de significados entre los dos objetos comparados; cuando esa operación se extiende a lo largo de una alegoría es casi imposible que se mantenga ese rasgo. Ciertamente, hay compartición se significados cuando se decía: “el gran timonel” para referirse a Mao Ze Dong, entre el piloto de una nave y el dirigente de un Estado, pero ya no hay rigor cuando se pretende encontrar similitudes entre cocineros de un barco y un elemento de la sociedad, o entre los mecánicos de las maquinas navales y algún otro personaje social. Lo mismo sucedería al intentar encontrar un equivalente en la ciencia, de las hojas de los árboles.

Ironía

Una figura más que opera sobre la lógica es la ironía, la cual consiste en expresar lo contrario de lo que se quiere significar, pero estableciendo al mismo tiempo un juego sutil con el lector, quien comprende el verdadero significado, oculto aparentemente en las palabras. Por su dificultad, exige un mayor dominio técnico del redactor, pero quizá porque resulta muy atractiva suele convertirse en un escollo con el que tropiezan a veces los redactores poco experimentados. En esta figura, mas que en ninguna otra, es común que el redactor olvide las diferencias entre la lengua oral y la escrita, de manera que al leer el texto con una entonación burlona cree que el lector encontrara la ironía, cuando en realidad esta ausente de la escritura. Una forma en tanto torpe de querer comunicarle al lector que el texto debe leerse con entonación burlesca ha sido añadirle comillas a la frase. Además que las comillas no tienen esa función entre las suyas, puesto que no constituyen ningún tipo de entonación, ese empleo simplemente denota pobreza de estilo y, en muchas ocasiones hasta de conceptualización como es el caso, por ejemplo, cuando se añaden comillas al término “la familia revolucionaria”, que deja ver con claridad que el redactor no ha conseguido si se trata de la clase dominante, del equipo de gobierno o de una facción política, y se ha contentado con utilizar una expresión común, pensando que al agregarle comillas salva su responsabilidad.Lejos de esa simpleza, la ironía exige dominio técnico, porque el redactor tiene que proporcionar sutilmente una clave – que siempre aparece en el texto, no en elementos extratextuales como la entonación- para que comprenda el sentido real de las palabras. Citemos a uno de los pocos economistas que se distinguen por su estilo literario, John Kenneth Galbraith:Algunos amigos míos han conseguido un gran prestigio académico a lo largo de sus vidas gracias a la agudeza y al alcance de sus obras inéditas y a lo vivamente que las describen. Aquí, Galbraith, gracias a la inclusión de la palabra inéditas, le ha dado el lector la clave para entender el significado oculto en la ironía. Pensemos en el empobrecimiento que sufriría el texto si en vez de poner inéditas, Galbraith hubiera añadido simplemente comillas a la frase “a la agudeza y al gran alcance de sus obras”. El lector, descontrolado, puede leer en sentido directo de frase y nunca captar que el escritor intentaba una ironía.

Paradoja

Derivada de los términos griegos para y doxa, significa etimológicamente más allá de la opinión y, en efecto, consiste en reunir ideas al parecer contradictorias y ajenas a la opinión común , pero que conforman un enunciado verdadero, o por lo menos que el redactor considera como tal. Presenta en el oxímoron, que es la reunión de términos contradictorios, una diferencia de grado, pues si el oxímoron solo atañe a las palabras mismas, la paradoja implica una operación mental más alta, ya que abarca el significado global de la frase y aún en la realidad misma. Un ejemplo de paradoja que muestra el virtuosismo mental de Oscar Wilde: “ todo lo que deseo es apuntar al principio general de que la vida imita al arte mucho mas de lo que el arte imita a la vida, y estoy seguro de que, a poco que pienses en ello seriamente, advertirás su verdad”.Una más, debida también al maestro de la paradoja: “la ambición es el último refugio del fracasado”. Y otra: “Adquirió un caudal de informaciones útiles del que nunca, ni aún en sus momentos más meditativos, podrá ya librarse del todo”.

Dilogía

Como señalamos, la dilogía también suele considerarse como uno de los tipos de la silepsis, o sea una figura de sintaxis. Sin embargo, desde nuestra óptica, es exacto el término de dilogía y su inclusión dentro de las figuras que operan sobre la lógica, ya que consiste en tomar una misma palabra en su sentido directo y en el figurado de una misma frase, o bien en dos de sus significados diferentes. Por el sentido lúdico que comporta, se le conoce también como juego de palabras. Un ejemplo del primer caso sería: “el general Obregón tomo la plaza y la decisión de castigar sin contemplaciones a los defensores”. Aquí esta palabra tomo esta empleada en su sentido directo de tomar una plaza y en el figurado de tomar una decisión.Para el segundo caso tenemos este otro ejemplo: “El traicionero dirigente aceptó detener las acciones y quedarse con las de la sociedad anónima que seria propietaria de la mina”. A la palabra acciones se le otorga en la primera frase el sentido de hacer algo y en la segunda el de titulo de crédito que representa la propiedad sobre una empresa.

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