jueves, 19 de marzo de 2009

Alegoría

Alegoría

Se trata de una metáfora continuada que avanza hasta establecer un paralelismo entre los dos ojos comparados. Un ejemplo muy común en la ciencia social es equiparar al Estado con una nave, en el que existe un piloto, el dirigente, una tripulación que puede asemejarse con los secretarios o los ministros y un conjunto de marineros, los trabajadores al servicio del Estado. Otra muy común es igualar la ciencia con un árbol y establecer el paralelismo entre las ramas y las diferentes disciplinas, los frutos y las teorías. Desde nuestro punto de vista, sin embargo, no es recomendable la alegoría en textos periodísticos o de investigación, porque resulta muy fácil perder el rigor que debe existir en toda metáfora, es decir, el compartir elementos de significados entre los dos objetos comparados; cuando esa operación se extiende a lo largo de una alegoría es casi imposible que se mantenga ese rasgo. Ciertamente, hay compartición se significados cuando se decía: “el gran timonel” para referirse a Mao Ze Dong, entre el piloto de una nave y el dirigente de un Estado, pero ya no hay rigor cuando se pretende encontrar similitudes entre cocineros de un barco y un elemento de la sociedad, o entre los mecánicos de las maquinas navales y algún otro personaje social. Lo mismo sucedería al intentar encontrar un equivalente en la ciencia, de las hojas de los árboles.

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