jueves, 19 de marzo de 2009

Ironía

Ironía

Una figura más que opera sobre la lógica es la ironía, la cual consiste en expresar lo contrario de lo que se quiere significar, pero estableciendo al mismo tiempo un juego sutil con el lector, quien comprende el verdadero significado, oculto aparentemente en las palabras. Por su dificultad, exige un mayor dominio técnico del redactor, pero quizá porque resulta muy atractiva suele convertirse en un escollo con el que tropiezan a veces los redactores poco experimentados. En esta figura, mas que en ninguna otra, es común que el redactor olvide las diferencias entre la lengua oral y la escrita, de manera que al leer el texto con una entonación burlona cree que el lector encontrara la ironía, cuando en realidad esta ausente de la escritura. Una forma en tanto torpe de querer comunicarle al lector que el texto debe leerse con entonación burlesca ha sido añadirle comillas a la frase. Además que las comillas no tienen esa función entre las suyas, puesto que no constituyen ningún tipo de entonación, ese empleo simplemente denota pobreza de estilo y, en muchas ocasiones hasta de conceptualización como es el caso, por ejemplo, cuando se añaden comillas al término “la familia revolucionaria”, que deja ver con claridad que el redactor no ha conseguido si se trata de la clase dominante, del equipo de gobierno o de una facción política, y se ha contentado con utilizar una expresión común, pensando que al agregarle comillas salva su responsabilidad.
Lejos de esa simpleza, la ironía exige dominio técnico, porque el redactor tiene que proporcionar sutilmente una clave – que siempre aparece en el texto, no en elementos extratextuales como la entonación- para que comprenda el sentido real de las palabras. Citemos a uno de los pocos economistas que se distinguen por su estilo literario, John Kenneth Galbraith:

Algunos amigos míos han conseguido un gran prestigio académico a lo largo de sus vidas gracias a la agudeza y al alcance de sus obras inéditas y a lo vivamente que las describen.

Aquí, Galbraith, gracias a la inclusión de la palabra inéditas, le ha dado el lector la clave para entender el significado oculto en la ironía. Pensemos en el empobrecimiento que sufriría el texto si en vez de poner inéditas, Galbraith hubiera añadido simplemente comillas a la frase “a la agudeza y al gran alcance de sus obras”. El lector, descontrolado, puede leer en sentido directo de frase y nunca captar que el escritor intentaba una ironía.

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