jueves, 19 de marzo de 2009

OMNIPRESENCIA Y UTILIDAD

Antes de abordar el análisis especifico de las figuras retóricas, entre las cuales se cuentan formas como la metáfora, la comparación o la hipérbole parece necesario aclarar algunos malentendidos que suelen presentarse en relación con estos recursos. Vale la pena destacar que las figuras retóricas no son campo exclusivo de los literatos, si no que forman parte imprescindible no solo de la lengua escrita si no también del habla cotidiana. Tanto es así que incluso pueden describirse como mecanismos del pensamiento y de la comunicación, sin los cuales multitud de conceptos no podrían crearse y mucho menos trasmitirse. Así, seria difícil explicarse la sociología positiva sin utilizar la metáfora que relaciona la organicidad de los seres vivos con las sociedades al hablar del organismo social; del mismo modo resultaría muy complicado explicar la teoría marxista sin recurrir a la metáfora que relaciona a la sociedad con un edificio, al hablar de la estructura económica y de la superestructura ideológica. En ambos casos, Comte y Marx, respectivamente, se valieron de figuras retóricas para conceptualizar la realidad y para expresar su pensamiento. Semejante fenómeno sucede en habla cotidiana, donde enmudeceríamos si tuviéramos que prescindir de las figuras retóricas. Por mencionar solo algunos de los ejemplos mas comunes en la conversación, ¿quién no ha dicho alguna vez por lo menos una de las siguientes frases?: “el embotellamiento empezaba desde Reforma”, “Al pasarlos en limpio se comieron una línea”, “es una música muy dulce”. “El materialista lo embistió, y le dio un trompo y se volteó”. En todos estos casos el lenguaje no está utilizado en su sentido directo, si no en forma figurada, es decir, se ha recurrido a las figuras retóricas. El caso es todavía más notorio en algunas metáforas lexicalizadas, esto es que ya funcionan como una sola palabra; por ejemplo, el cuello de la botella, la falda de la montaña, el lecho del río, etc… Como es evidente, el uso de estos mecanismos verbales es consustancial a la lengua y por lo tanto no implican ningún adorno rebuscado, no son prescindibles y mucho menos se relacionan con una expresión falsa o poco sincera. En este sentido hay que distinguir a las figuras retóricas como elemento inescindible de la expresión, del adjetivo de retórico que por lo general se explica cuando se quiere significar un exceso de la forma sobre el contenido o una forma que carece de significación; en este caso se alude a un virtuosísimo inútil en el uso de la lengua en general, a una exageración con propósitos de engañar esto significa que hay que distinguir entre las figuras retóricas y el uso inadecuado, falaz, que pueda hacerse de la lengua. Si bien el conjunto de las figuras retóricas puede utilizarse en las distintas áreas de la actividad humana y aun mas típicas de la poesía pueden encontrarse de manera esporádica en los textos de investigación o en los de publicidad (que por su interés en impresionar la memoria del consumidor suelen recurrir a la rima y otras formas propias del genero poético ), hemos preferido seleccionar las figuras que, desde nuestro punto de vista, son las usuales en la investigación y el periodismo; ya que en la redacción de textos no son creación artística, que es el objetivo de esta obra. Las figuras retóricas se clasifican, según la terminología contemporánea, en operaciones efectuadas sobre la morfología, la sintaxis, la semántica y la lógica, grupos que reciben respectivamente los nombres de metaplasmos, metataxas, metasememas, metalogismos. Solo como información, incluimos el cuadro siguiente, tomado de Elena Beristáin, quien sigue la clasificación de J.Dubois, adaptándola al español con mucha creatividad; aquí, sin embargo, solo nos referiremos a los términos en cursivas, los que consideramos mas usuales en la investigación. Parece útil aclarar que la inclusión de estas figuras no procuran que nuestro lector sea un experto en retórica ni siquiera que sea capaz de recordar los términos, un tanto extraños para el no especialista, si no simplemente que el análisis de las figuras retóricas sirva para afirmar el oído, para despertar la sensibilidad sobre las enormes posibilidades que ofrece la lengua.




Aunque también se utilizan, los metaplasmos -las figuras que operan sobre la morfología- son poco usuales en la investigación y el periodismo; por esta causa no lo abordaremos aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario